viernes, 28 de septiembre de 2012

Ya solo nos queda la sonrisa de la Gioconda


Allí estaba , en el museo,
de espaldas a la pared
yo lo veo,yo lo creo
créalo y véalo usted.

Sonríe o no sonríe,
se mofa o se divierte.
 !! que suerte, que suerte
tuvo entonces Leonardo.!!
de ignorar el desenlace
de esa mueca indescifrable
que sigue oculta en el tiempo
con su gesto inescrutable
que no sabemos que hace.

Quisiera ser como él
y construir un poema
susurrándole al  pincel,
sentado en una onda
de aquel mar,
un verso a Gioconda
con sabor a miel.

A miel y misterio,
rellenando el cementerio,
tan serio y oscuro él,
con sonrisas vespertinas,
que no haya que madrugar
para saber que en el día
que comienza a despuntar,
una sonrisa lejana,
que nos invita a soñar,
por mucho que lo intentemos
no podremos sujetar.






martes, 2 de marzo de 2010

El alucinante viaje de un muslo de pollo por el intestino de un indigente.

Abandonado en aquel contenedor
la puerta de aquel restaurante
esperaba su destino
camino del vertedero
o ser deglutido entero
viajando al intestino
de un misero pordiosero,
que
acuciado por el hambre
y con las tripas vacías,
buscase acabar el día
con un poco de calor
y distraer sus encías
sin ningún miedo al dolor.

Aquel muslo estaba allí
sin dueño ni propietario
sin fecha en el calendario
ni nadie a su alrededor.

Y cuando dieron las doce,
en aquel reloj local,
comenzó el reparto fiero,
con un solo espectador,
del interior del cubículo
y el muslo sintió temor..